La naturaleza del viaje parece ser la de la búsqueda, aunque yo podría decir que es también la de la rabia. Una vez que nos damos cuenta que casi todos los lugares tienen su historia de lucha o su pasado de sangre, entonces el recorrido no puede ser el mismo, y al asombro lo acompaña una indignación de la que puede o debe crecer una raíz nueva, o desde la cual la vida y la muerte se ven con colores distintos.
El viaje, por otra parte, no es solamente físico, y por eso he podido regresar una y otra vez, por ejemplo, a Palestina, tierra que jamás he pisado. No solamente a través de las noticias, sino también a través de palabras como las de la poeta Rafeef Ziadah, quien luego de ser golpeada en el vientre por un sionista durante una manifestación universitaria a favor de la soberanía de su país, escribe un largo poema que comienza así: "yo soy una mujer árabe de color / y nosotras conocemos todas las tonalidades de la ira".
Con estas frases quisiera abrir aquí espacio a más historias de viaje, resistencia y rabia como las de Rafeef. Que las palabras nos favorezcan.
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