No he visto nunca esas playas donde los pescadores solían echar las redes para atrapar peces de plata. Las olas ahora vienen para cubrir a los muertos. Ni dátiles, ni aceitunas ni hermosos tejidos para los que se quedan. Entres estas playas y el río sólo llanto. Dentro de pocas noches un ángel bajará para pasear a los hombres por el cielo estrellado. Fracturará sus pechos y lavará sus corazones, sin que ellos sufran. Mientras tanto las mujeres abrirán sus ojos con ternura para abrazar a los gatos en medio de las tiendas. Los niños se levantarán de entre los escombros y alimentarán a los burros blancos que jalan carretas repletas de trigo; las palomas volarán al centro del mundo. No he visto nunca esas playas pero puedo oler su brisa fresca de invierno anunciando como el almuédano el final del sueño y el inicio de la vida.
"Déjame hablar mi lengua materna, antes de que colonicen su memoria..."